miércoles, 7 de diciembre de 2016

Día ordinario

 Las 6:00am.
Me levanto sin ganas, y con un sueño del carajo.
Comienza la pesada rutina.
Camisa puesta, tenis nike un poco desgastados y con ese pantalón tan deslavado.
6:20, me subo al camión, dormito un poco, el sueño sí que me traga.
Un par de chavas gritan, se burlan,ya no las aguanto... mi cabeza quiere estallar, ya no más desveladas en la semana.
6:50, al fin, llego a mi destino, wuuuu,  que gran estuciasmo, antes de comenzar clases, que mejor que una pequeña "pestañita" de 10 o 15 minutos,  son la gloria para una buena desvelada.
Van transcurriendo las clases, se van volando, y yo, ja' sentado esperando la hora para salir, sin hacer ruido, apenas me muevo, ¡por fin!, lo esperado por muchos, ó tal vez todos, la salida.
Nuevamente,  esperar un camión con camino a casa, 40 minutos en ese camión, transpirando, parado, con ganas de sentarme. Veo a un niño sentado y una señora un poco longueva, y me pregunté,  en ese momento "por qué la mamá del niño no lo sentaba en sus piernas, para que la persona longueva se sentara", sentí un poco de rabia,  no era justo.
Con todo y mi mal genio y " estresado" bajé del camión,  comencé a caminar durante 10 minutos,  llegué a mi casa, tiré mi mochila, me quité mi ropa y me puse otra prenda, hablé un poco con mi madre, llegué a la conclusión de que me diera de comer.
Creo que lo conocen, el famoso "mal del puerco", pues me dio. Durante 4 horas dormido, perdiendo parte de mi día, se fue un día más,  pasa tan rápido el tiempo...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario